Los síntomas fundamentales del autismo son dos:

• Deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social.
• Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.

Las señales que pueden ser indicativas de TEA en los niños y niñas son:

• En el parvulario y en la escuela, no muestran interés por los otros niños o niñas.
• No comparten intereses (no acostumbran a señalar con el dedo aquello que les llama la atención para compartirlo con otros).
• Ausencia de juego simbólico (dar de comer a los muñecos, hacer la comida con juguetes de cocinitas, jugar a coches como si fuesen de verdad, etc.).
• Hay poco contacto visual y no observan la expresión de la cara del interlocutor cuando ven juntos alguna cosa inusual. No acostumbran a hacer la risa social.
• Su lenguaje, si existe, es literal (no entienden las bromas, los chistes, los dobles sentidos ni las metáforas).
• Evitan el contacte físico o les gusta muy poco. Acostumbran a tener hipersensibilidad táctil, olfativa, gustativa y auditiva. A menudo hay poca sensibilidad al dolor.
• Reaccionan poco ante la voz de los padres, cosa que puede hacer sospechar un déficit auditivo.
• Tienen intereses inusuales. Éstos son repetitivos y no compartidos.
• Pueden mostrar comportamientos extraños, repetitivos y autoestimulantes, com el balanceo, el movimiento de aleteo de manos o caminar de puntillas, entre otros.
• Aquellos que presentan más nivel intelectual notan que son diferentes, y no entienden qué les pasa. Son la pieza del puzzle que no saben acoplarse ni encajar, en el tablero social.

El TEA, no es originado por una única causa. Se trata de un trastorno plurietiológico, en el que diversos de los factores favorecedores de este trastorno, son todavía desconocidos.

Actualmente sabemos que hay factores genéticos, que explican una mayor incidencia en algunas familias y una alta concordancia entre los gemelos univitelinos.

También hay factores ambientales, que actúan como factores de riesgo, propiciando la aparición del trastorno. La edad avanzada de los padres, la ingesta de tóxicos y determinados fármacos durante el embarazo (valproat), así como el bajo peso al nacer, son factores que se han podido relacionar con la aparición del TEA.

Quedan por lo tanto, bien descartadas, las antiguas teorías psicológicas, que sostenían que el autismo era favorecido por una relación fría y poco empática de los padres hacia el bebé (teoría de la madre nevera). Teoría que provocó sentimientos de culpabilidad a padres y madres de niños con TEA.

Por otro lado, la prevalencia del TEA, según los DSM-5, se estima que es entorno al 1% de la población. Afectando tanto a la población infantil como a la adulta, ya que el trastorno afecta a la persona durante todo el ciclo vital.

Afecta con más frecuencia a hombres que a mujeres, en una proporción de 4 a 1.

Este incremento del número de personas afectadas, se puede explicar por la mejora en el diagnóstico, que ha hecho aflorar nuevos casos no diagnosticados anteriormente, pero también por un posible aumento del número de afectados y cambios en los criterios diagnóstico en el DSM-5.

Todo síndrome clínico presenta, a parte de los denominados síntomas fundamentales, nucleares o patognomónicos, y que constituyen la base de su definición, un conjunto de síntomas secundarios o asociados (que no son necesarios para incluir a un sujeto particular en una categoría diagnóstica dada) y que pueden variar notablemente en cada individuo.

En cuanto al autismo, un síntoma asociado de primer orden lo constituye la discapacidad intelectual, que afecta a un 50% aproximadamente de toda la población, ya que, contrariamente a lo que se ha manifestado en muchas ocasiones y sin fundamento alguno, una proporción importante de la población con autismo presenta un QI dentro de los límites de la discapacidad intelectual.

Conjuntamente con la discapacidad intelectual, los síntomas secundarios más frecuentes que se presentan con el autismo son::

• Hiperactividad (infancia)
• Hipoactividad (adolescencia y edad adulta)
• Humor lábil
• Baja tolerancia a la frustración
• Crisis de agitación (con o sin causa aparente)
• Impulsividad
• Autoagresividad
• Heteroagresividad (menos frecuente que la autoagresividad)
• Alteraciones del sueño
• Trastornos de la alimentación (hiperselectividad, pica)
• Crisis epilépticas (20-25% de la población total)

A continuación adjuntamos diversas publicaciones. Se pueden descargar de forma gratuita o acceder directamente a la página web donde se encuentran.

Algunas publicaciones están disponibles físicamente. En caso de estar interesado en tener algún ejemplar, contacta con nosotros.

Asociación Española de Profesionales del Autismo (AETAPI)

Autism Europe International Association

Autisme la Garriga

Autism Society of America

Association pour la Recherche sur l’Autisme et la Prévention des Inadaptations (ARAPI)

Confederación Autismo España

Federació Autisme Catalunya

The National Autistic Society

World Autism Organisation